Inclusión Social
Al analizar el
concepto de sociedad nos basamos en ciertos rasgos característicos étnicos,
políticos, religiosos, etc. que nos unen como un determinado grupo social,
cuando en realidad en términos básicos, la sociedad debería estar
conformada simplemente por personas, seres humanos, individuos al fin.
En un mundo ideal no tendríamos que hablar de
inclusión social, pues hacerlo implica que aún en el siglo XXI
subsiste cierto tipo de EXCLUSIÓN. Hay minorías, etnias,
comunidades, grupos humanos que incluso hoy no gozan de los beneficios de una
verdadera inclusión social. La exclusión es una realidad aun existente
para ciertos grupos minoritarios y ésta limita sus posibilidades de interacción,
de accesibilidad a los servicios a los que tienen derecho y, básicamente,
limita sus posibilidades de desarrollo, pues los seres humanos somos seres
esencialmente sociales.
Uno de los grupos minoritarios que
tradicionalmente se encuentra excluido de los beneficios de una sociedad, es el
perteneciente a la discapacidad intelectual. Las personas que pertenecen
a este grupo (retardo mental, autismo y síndrome de Down) no reciben servicios
básicos de salud ya que se los considera como enfermos “de nacimiento”, muchos
de ellos no reciben servicios adecuados de educación por considerarse como un
desperdicio, tampoco son aceptados en la convivencia diaria, pues por falta de
conocimiento y temor a lo diferente, es muy probable que se piense que no es apropiado
tener un amigo, un empleado o un compañero con discapacidad.
Entendiendo que la inclusión social resulta
crucial para el desarrollo, sería apropiado incluirla como aspecto importante
en el proceso natural de desarrollo del niño, joven y adulto con
discapacidad intelectual, pues lograr que la inclusión social verdadera se dé,
requiere de mucho trabajo y de múltiples apoyos, además de un cambio
drástico en la mentalidad de la sociedad en general.
Poder ver en un
parque, en una oficina, en un salón de clase, en un restaurante, a
nuestro lado, al lado de cualquiera, departiendo con todos, como todos, a
una persona con discapacidad, sin temores, sin mirarlo como algo
raro, insólito o como algo especial, distinto y meritorio, es nuestro
gran reto como padres, como profesionales, como seres humanos.
Sin ninguna duda, es un gran reto de todos y para todos, no deberíamos encontrar ningún problema en aceptar a todas las personas como iguales, pero siempre hay alguien dispuesto a romper este gran reto de la sociedad.
ResponderEliminarmuy bueno y muy atractivo de primera impresión te seguiré...
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